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Evidentemente, no todo orienta

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“Evidentemente, la vida es sólo un continuo proceso de deterioro,” escribía, un tanto pesimista, el escritor estadounidense Francis Scott Fitzgerald, en su colección de ensayos The Crack-Up (1945).
Es una cita que me viene a la cabeza cuando veo que algún profesional introduce como “innovación” (sic) en orientación educativa en su centro técnicas que ya tienen unos cuantos años como el eneagrama, PNL,… Métodos, enfoques o técnicas relacionadas con la orientación e intervención psicopedagógica que, más allá de su atractivo envoltorio, venden humo por su escasa fundamentación científica.
Fuente de la imagen: Adobe Stock, CC
A través del grupo “Orientadores en red” de Facebook, la orientadora Aras Martín propuso este curso un debate que pasó bastante desapercibido sobre la necesidad de establecer orientación educativa apoyada en evidencias científicas:
“Los orientador@s educativos asumimos la función asesora en muchos (demasiados) campos, y en no pocas ocasiones termino cuestionándome la fundamentación de ciertas decisiones. Creo que en educación es urgente conectar con la investigación científica (aunque la brecha entre una y otra aún sea importante), no como único criterio, pero si como una forma de arrojar luz sobre nuestra actividad, a tenor del exceso de información, incremento de recursos… Tejedor, F.J, en un artículo sobre la evidencia en innovación educativa, ya exponía la idea de crear un banco de evidencias, una base de datos que ayude al profesorado a incorporar innovaciones basadas en la evidencia positiva. No he encontrado nada más al respecto, aunque desde luego es una fantástica idea. ¿Qué pensáis?” (Aras Martín, 13-12-2017)
El artículo al que se refiere Aras, que tiene ya casi 10 años, explica el camino a seguir para acercarnos a una orientación educativa basada en evidencias científicas.
“La práctica basada en la evidencia desenfatiza la intuición y la experiencia no sistemática como base suficiente para la toma de decisiones profesionales y pone énfasis en el examen de evidencias resultantes de la investigación. Requiere habilidades para la búsqueda de literatura científica adecuada y la aplicación de reglas formales para la evaluación de la evidencia encontrada. La práctica profesional basada en la evidencia tiene como objetivo capacitar al personal docente en la toma de decisiones a partir de la lectura crítica de la literatura. La comprensión de ciertas reglas de evidencia es necesaria para la correcta interpretación de la literatura sobre causas, pruebas diagnósticas, y estrategias de intervención en un ámbito profesional específico.” (F. Javier Tejedor, 24-9-2008)
Las redes sociales y blogs están repletas de prácticas en orientación e intervención psicopedagógica de dudosa o al menos poco probada eficacia, muchas con nombres en inglés (parece que con -ing todo suena mejor) o con el prefijo neuro-. La buena noticia es que también hay algunos compañeros y compañeras que comparten su trabajo basado en la evidencia.

¿Seremos capaces de construir nuestra disciplina, la orientación educativa, a partir de evidencias o se impondrán las modas -ing? Depende de nosotros: nuestra profesionalidad y credibilidad están en juego.

Texto publicado originalmente dentro de una entrada colaborativa en el blog Colectivo Orienta, 11-6-2018.

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